Sepan todos los kilómetros que nos alejan,
que hoy por fin, te extrañé.
Los husos horarios que menguaban las ganas de verte, fracasaron,
permitiendo que las raíces y mis pensamientos te alcanzaran.
Yo ya no sé nada de ti y viceversa.
Somos dos desconocidos ahora, un palíndromo,
olvido de ida y vuelta: somos.
Incluso con todas las no-cartas, no-poemas, no-canciones
que nunca quise que nos dedicáramos,
hoy te eché de menos (como en la gasolinera).
Solo puse mis chistes malos en la ventana,
descolgué la luna y escogí la mejor cita de nuestro libro favorito.
Lo envolví todo entre vidrios rotos, para mayor seguridad.
Espero que el servicio de "Nostalgia Express" funcione
y justo ahora, sepas lo infame que es esto de estar sin ti.
Los ruidos y Girondo perforaron mis dientes,
a mí que digo tan poco con tantas palabras,
o que creo haber inventado el poema que le faltó a Neruda;
yo, la caricatura del buen Sabines
o el piojo en la cabeza de Storni.
Pusilánime tipo que sintió te tenía, (¡a huevo!)
qué va, ya danzabas en la palma de mi mano
y me parecías débil porque tu amor me hacía fuerte.
Era tan iluso al no creer que podrías ser especial,
inocente o idiota que no conocía mil formas de extrañar.
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